Fácilmente podemos darnos cuenta de que hay una pérdida de respeto en muchos sentidos, hacia los padres, entre la pareja, y en general hacia cualquier figura de autoridad, desde los maestros en las escuelas hasta las más grandes figuras de autoridad del país.
Esta pérdida de respeto se extiende también hasta la fe… e incluso con Dios.
Por otro lado, nuestra sociedad ha creado paso a paso una serie de valores anti Bíblicos, que sin bien algunos pasan de moda rápidamente, como cualquier objeto de consumo producido culturalmente, otros llegan a convertirse en modelos a imitar.
En una sociedad donde la familia esta relegada a convertirse en un órgano sin orden, hombres con hombres se unen, mujeres con mujeres, parejas heterosexuales que viven cada uno en su propia casa estando casados, etc.
Estos cambios han llevado a que se eliminen, confundan o se menosprecien los valores de respeto y honra.
Hablar de honra, se ha convertido en un lenguaje, ajeno para muchos.
Con todo lo anterior, no es difícil que el ser humano, haya dejado de honrar a Dios.
Por tanto, hoy te invito a reflexionar sobre cómo recuperar el respeto y la honra como valores fundamentales, que lo hagas tú y lo traslades a tu familia… y que se extienda a todo lugar de influencia en el que tengas alcance,
Ten en cuenta esto, “respetar y honrar son valores que te llevarán a recibir bendiciones poderosas”
La Palabra de Dios nos enseña, que “no puedes tomar el nombre del Señor tu Dios en vano” (Éxodo 20:7), también nos habla de honrar a padre y madre (Efesios 6:2-3), de honrar y obedecer a los pastores, y a los hombres y mujeres consagrados a Dios (Hebreos 13:17 – 1 Timoteo 5:17-19), de respetar y obedecer a las autoridades (Romanos 13:1-7), como también de respetar a las personas mayores (1 Pedro 5:5)… y la lista continua.
Honrar y respetar son valores necesarios en todos lo ámbitos de la sociedad.
¡Hazlo, veras la diferencia en tu vida y en la de los demás!
Oremos para regresar los valores de Dios en cada hogar.
Versículo: “No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque yo, el Señor, no consideraré inocente al que tome en vano mi nombre”. Éxodo 20:7 (RVC)
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