Para aquellos que vivimos el comienzo del siglo 21 nos parece increíble que ya estemos en 2019. El tiempo ha transcurrido demasiado rápido, diría yo, aunque todos sabemos que los días siguen teniendo las mismas 24 horas y los años, los mismos 12 meses. El asunto no está en que eso haya cambiado sino en las tantas cosas que ocupan nuestro tiempo, la velocidad a la que vivimos y el inevitable sentimiento de querer detener el reloj… ¡imposible tarea!
De cualquier manera, ya hoy es 10 de enero de 2019, y en dos días se cumplirán ocho años de haber comenzado este blog. ¡Eso también me resulta increíble! Fue un paso de obediencia, fe y aventura, pero cuánto me alegro de no haber prestado atención a mis propios temores y haberle dicho sí al llamado de Dios.
¿Sabes por qué estoy contándote esto? Bueno, en primer lugar, porque muchas de ustedes me han acompañado por todo ese tiempo, así que ¡mil gracias! Otras se han incorporado después, e igual lo agradezco. Caminar juntas aprendiendo de la Palabra de Dios hace el viaje mucho más agradable.
Por otro lado, si ya llevas un tiempo aquí, sabes que en lugar de hacer una lista de resoluciones para el nuevo año, prefiero orar por una palabra y un versículo que sean como una especie de lema para ese año. A lo largo de esa travesía he visto que Dios usa esa palabra y texto para enseñarme muchas cosas y trabajar en diferentes áreas de mi vida.
Sin embargo, este año por alguna razón, la palabra se demoró mucho en llegar. Durante varios días estuve orando y orando, y escudriñando mi mente y corazón, pero sin un resultado concreto. Hasta que por fin una mañana, sentada en mi sillón favorito, meditando en todo esto, una palabra saltó a mi vista y fue como si encendieran la luz en un salón oscuro. La palabra forma parte de un adorno en una de las paredes de mi casa, la he visto cientos de veces antes pero nunca como ese día. ¿Cuál es? Recuerda.
Y en ese instante un montón de cosas pasaron por mi mente: recuerda quién es Dios, recuerda su Palabra, recuerda lo que ha hecho, recuerda lo que dice que hará, recuerda quién dice su Palabra que son sus hijos, recuerda, recuerda, recuerda…
Entonces comenzó la búsqueda del versículo. Y luego de mucho buscar y meditar también, me quedé con uno que no dice recuerda, sino algo similar:
«Bendice, alma mía, al Señor,y no olvides ninguno de sus beneficios.» Salmos 103:2 (énfasis de la autora)
¿Sabes? Cuando pienso en los beneficios de Dios no estoy limitando la respuesta a cosas tangibles sino a todo lo que Él ha hecho por mí, desde la cruz y la resurrección hasta su gracia cotidiana.
De modo que 2019 será para mí el año de «recuerda». El año en que quiero que cada situación me lleve a recordar quién es Dios, y quién soy en Él. El año en que quiero mirar la vida recordando lo que Dios ha hecho porque su fidelidad no cambia, por tanto, la incertidumbre del futuro puede anularse al recordar quién es el Dios en quien hemos creído. Un año para recordar a quién sirvo y por qué lo hago. También un año para recordar su Palabra cada vez que la mente quiera creer alguna mentira o escuchar los engaños de mi corazón. Sí, porque nuestro corazón es engañoso y perverso, no creas nunca la falacia de seguirlo, porque te llevará por caminos muy torcidos.
Así que hoy estoy recordando también cuando comencé a dar pasitos de bebé por el mundo de la blogosfera y ver que los planes de Dios siempre son mejores. ¿Qué ha sido todo color de rosa? ¡Para nada! Si tan solo supieras cuántas veces he querido tirar la toalla por frustración o desánimo. Perseverar no es una virtud natural en mí. ¡Pero sí de Cristo! Él perseveró por el gozo puesto delante de Él, y es por eso que nosotros también podemos. ¡Gracias, Señor!
Gracias por estos ocho años, por cada vida que ha sido tocada por ti a través de esta palabra escrita, por todo lo que me has enseñado. Por los momentos de alegría y los de llanto también te doy gracias, porque en los dos tú has estado.
No tengo ni quiero ninguna corona, Jesús. Solo quiero que cada palabra, escrita o hablada, sea siempre para tu gloria y para que cada mujer que las lea o escuche conozca al Dios de la Biblia que nos regala en su Hijo, una vida plena y abundante, y gracias a Él podemos vivirla.
Quiero vivir recordando eso una y otra vez.
Si quisieras orar por mí, te hago esta petición, usando las palabras del apóstol Pablo: «Oren también por mí para que, cuando hable [y escriba], Dios me dé las palabras para dar a conocer con valor el misterio del evangelio» (Efesios 6:19). ¡Gracias!
Bendiciones en este nuevo año, mi querida lectora.
Wendy
Acabas de leer “2019: Palabra del año “, ¡te invito a dejar tu comentario!
Fuente Original: 2019: Palabra del año
No hay comentarios:
Publicar un comentario