Hay muchas formas de darnos cuenta de que somos débiles, por ejemplo, ante una enfermedad crónica nuestro cuerpo se debilita, en un ataque de una fiera nos vemos pequeños; otras veces puede ser debilitamiento por causa de una situación difícil, también por una tentación en la que se cae por no tener dominio propio; podemos debilitarnos por una carga emocional, o por otros motivos físicos o psicológicos.
Algunos sinónimos de “debilidad” son: agotamiento, extenuación, flaqueza, decaimiento, desfallecimiento, un ser humano sin fuerza, débil, dominado y sin energía.
Para estar fuertes y vencer sobre toda debilidad necesitamos a Jesús, dice la Palabra de Dios que, “Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil”. (Isaías 40:29 – NVI)
¿Cómo podemos fortalecernos en el Señor?, la respuesta es entregándole nuestras vidas a El diariamente.
Esto significa que, literalmente, morimos a todos nuestros deseos egoístas cada día y permitimos que la vida de Jesús florezca en nosotros; también significa que nos apartamos conscientemente de todo pecado, y elegimos vivir siguiendo la voluntad de Jesús.
Lo que requiere que leamos la Palabra de Dios para que aprendamos lo que Dios nos enseña y así podamos vivir en total obediencia a ella.
Estar en la determinados a seguir los pasos de Jesús, a ser obedientes a Su Palabra, activa el mover del Espíritu Santo en nosotros, nos permite alejarnos de la tentación y nos da fortaleza para los momentos de debilidad.
En este día de ayuno y oración estaremos pidiendo por fortaleza para cada debilidad.
Declarando que “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13 – NVI) y que “… Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7 – NVI)
Oro para que entregues toda debilidad espiritual, emocional y física al Señor para que Él también sea el soberano sobre estas áreas.
Versículo “Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil”. Isaías 40:29 (NVI)
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